Ayer pude vivir uno de esos días en los que los hechos nos avisan que el Miércoles de Ceniza está a la vuelta de la esquina. Fue un día que como bien decía mi amigo Migue Tejado, es un día de alegrías y decepciones: alegría por esos amigos y mejores peones que van poder sentir lo que se siente al pasear al Señor de la Sagrada Resurrección y su bendita Madre María Santísima de la Aurora, y decepción por aquellos amigos que aún siguen formando parte de la eterna cola de aspirantes (éste año 148 nada más y nada menos) a poder ser costaleros de la Hermandad de la Resurrección.
El día de ayer, día de igualá en mi Hermandad de la Resurrección, es un día de amigos a los que nos gusta ésto de verdad. Un día donde nos hemos juntado algunos tertulianos de "La lengua al palo" y hemos dado buena cuenta de chicharrones, botellines y bocatas del amigo Juli, amén de algún cacharrito de copas largas.
Es un día que a pesar de que no en vano son siete años bajo sus trabajaderas, lo espero con nerviosismo y un cosquilleo en el estómago. Es también un día de reencuentros con gente que sólo ves en éstas fechas, como el frente gaditano (grandes peones como Quete Fernández, Raúl Vázquez, Oscar Cabeza o Custodio Cabrera), ejemplo para mí de afición a la costalería, a los que no les importa hacerse 100 kms de ida y de vuelta más peaje para a veces, volverse con las manos vacías.
Dar la enhorabuena a todos los que ayer entraron, en especial a mis amigos Perdi y Josela, que por fin, después de algunos años, van a poder disfrutar de un sueño de largo perseguido por ellos... y cómo no, seguir alentando a todos aquellos amigos que siguen soñando con una amanecida bajo el paso del Señor Resucitado o con el cierre de la Semana Santa que es escuchar "Amarguras" al final de un luminoso Domingo de Resurrección...
De todas formas, el martes 21 de febrero nueva oportunidad...