Para todo cofrade, si hay un día grande en el año, ese es sin duda el Domingo de Ramos. Un domingo en el que oliendo a incienso y olivo, se abre de par en par cuando una Cruz de Guía asoma al Porvenir... pero en mi casa, el Domingo de Ramos comienza cuando los primeros nazarenos de raso azul aparecen por mi barrio... y de entre ellos, mi hermano Javi, que desde hace más de treinta años viste la túnica azul de blanca capa que mi abuela le regaló una mañana de Reyes de hace mucho tiempo, recogiendo el testigo de mi abuelo Carmelo, que murió siendo uno de los números más bajos de la cofradía del barrio de San Julián.
Es por eso que a ésta Hermandad, la de mis amigas Ana y Patri Mesa, de Antonio Lombas y familia, de Antonio Ballesteros (que su Hiniesta lo tenga a su lado en el cielo) y de muchos más hiniestos de corazón, le tengo un cariño muy especial. Vaya para ella (y por su gente) mi pequeño homenaje desde éste humilde blog...
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