Si de algo me siento orgulloso es de ser sevillano por los cuatro costados. No hay cosa más grande que mi ciudad, ni calles más bonitas, gente con mas arte... ni alegría más grande que escuchar un "miarma" a miles de kilómetros de Sevilla...
Pero en ésta bendita tierra de Andalucía, cuna de emperadores y premios Nobel (aunque le pese a personajes de medio pelo como Arturo Mas), hay una ciudad que desde que la conocí me enamoró, y que hace que cada vez que la recuerde añore perderme por sus calles y plazas.
Ésta ciudad es la ciudad de los Carnavales y de la Caleta... la ciudad donde estudia mi amiga Talía... la ciudad donde quizás estén las mejores voces de España; la ciudad de la que es mis amigo Óscar... la ciudad que tiene 3000 años y un Bicentenario... la ciudad de Teófila, de La Salle La Viña y Mirandilla y de la Plaza de las Flores...
Una ciudad que me enamoró desde que crucé su puente Carranza y llegué a las Murallas de Puerta Tierra... y esa ciudad... esa ciudad... se llama Cádiz
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