Y es precisamente en la unión de esas
dos palabras, pasos y amigos, donde quiero ahondar. Esta Cuaresma, viendo un
ensayo bien entrada la noche, tuve una charla con dos costaleros amigos míos
sobre un tema que desde que lo hablamos, me hizo fijarme más aún en el motivo
de nuestra conversación, y la conclusión que saqué es que este mundo de las
trabajaderas me reporta enorme satisfacciones, pero a la vez (al menos para mí),
se me hace más asqueroso.
Hago ésta reflexión en voz alta
porque en los pocos años que llevo bajo las trabajaderas me he encontrado con
situaciones en las que más de una vez me han hecho plantearme por qué estoy en
este mundo. Ejemplos tengo varios:
Chavales con los que yo empecé
hace más de diez años, trabajando juntos en pasos de gloria y cofradías fin de
semana si, fin de semana no, que hoy te saludan cuando ellos quieren (por
supuesto mirando por encima del hombro), y más aun si el capataz al que ellos
idolatran está cerca.
Costaleros lameculos que presumen
de amistad con el capataz, que fardan delante de los más jóvenes prometiéndoles
el oro y el moro dejándoles luego en la estacada.
Costaleros pelotas que consiguen
un sitio bajo las trabajaderas de ese paso a base de convidás al capataz en el
bar, con muchísima ojana.
Costaleros traidores, que según
el entorno en el que se mueva pone de vuelta y media al capataz o cuadrilla que
sea…
Tocamartillos sin escrúpulos son
capaces de dilapidar una labor de años con tal de hacerse con un llamador,
llegando incluso a presentar DVDs y candidaturas por escrito…
Cuadrillas que por intereses
políticos del caudillo de turno son capaces de reventar Cabildos Generales,
siendo inconscientes que a lo que dañan es a su propia Hermandad.
Hermandades que exprimen a sus
costaleros con uniformidades, papeletas de sitio, rifas, convivencias… y costaleros que tragan y pasan por el aro.
Costaleros que se hacen hermanos
para sacar una cofradía, costaleros con fecha de caducidad: la del año que
dejen de salir…
Y seguro que hay mas ejemplos por
ahí. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Por qué se está desvirtuando este mundo que
cuando tenía 15 años me fascinaba? ¿Nos estamos cargando la gallina de los
huevos de oro? Lo único que sé es que hay amigos con los que empecé, y con los
que gracias a Dios sigo sacando pasos, disfrutando con ellos y pasando un poco
de todos estos cantamañanas que están echando por tierra el noble oficio de la
costalería.
1 comentario:
Timeo Danaos et dona ferentes
Publicar un comentario