Esta semana ha concluido mucho antes de lo esperado. A ésta
hora, cuando van naciendo las líneas de este post, la Hermandad de los Dolores
de Torreblanca, junto a las otras trece elegidas para el Vía Crucis de la Fe,
deberían estar buscando su casa… pero no. No voy a escribir sobre lo de hoy (tiempo
habrá a lo largo de la semana de serenar ánimos y pensar), sino sobre lo vivido
en estos días, especialmente en el fin de semana…
A lo largo de una semana he podido vivir una serie de
experiencias de la mano de unas personas cuya calidad humana sobrepasa con
creces las barreras de su barrio. Codo a codo he trabajado con una serie de
hombres y mujeres que me han dado una lección tremenda. Mi cargo de Prioste me
ha permitido convivir muy de cerca con los hermanos de Torreblanca, hasta el
punto de forjar amistades que si Dios quiere, serán de por vida.
Desde su humildad y cariño, todos y cada uno de los miembros
de su Junta de Gobierno, de Grupo Joven, de su cuadrilla de costaleros… me han
enseñado qué es creer en Dios, y como hacer catequesis pública de fe en un
barrio muy necesitado.
Torreblanca y su gente me han hecho pensar. Pensar en cómo
pueden seguir existiendo aún gente de tantísima valía y humanidad. Estos días
han sido ajetreados, de mucho trabajo y más ilusión, pero en ningún momento
hemos percibido que hasta hace unos meses no nos conocíamos. Como he dicho en
alguna ocasión, bendita la hora en la que ofrecimos Santa Marina a Torreblanca.
Desde el más jovencito de su Grupo Joven hasta esa mujer
mayor que con más de OCHENTA años iba con su cirio en las filas, pasando por su
Hermano Mayor (Luismi, que crack de tío), su Junta de Gobierno (muy grande!!!),
las Camareras (lo que ha disfrutado Asun)… todos se han llevado un cachito de
Santa Marina para Torreblanca… Pero de todos, por la cercanía no puedo dejar de
acordarme de tres personas que se han desvivido literalmente por el Señor
Cautivo ante Pilato. Es injusto nombrar a alguien porque han sido muchos los
que han aportado su granito de arena, pero no puedo dejar de acordarme de mis
homónimos y compañeros de fatigas priostiles Diego y David (tíos de enorme
corazón) y Edu (el prioste emérito).
Con ellos he convivido, hablado y pasado más tiempo en las
últimas semanas que con mi señora. Es por eso que les guardo un cariño
especial. Jamás de los jamases podré devolverle ni una sola pizca de todo lo
vivido junto a ellos. Inolvidable es aquella noche en las que El de las manos
atadas llegó a Santa Marina y pude sacarlo de su cajón… inolvidable es aquella potencia que pude colocar sobre sus
sienes… inolvidable es ese ratito limpiando Su mano con un pañuelo que este año
llevará por Sevilla la Virgen del Aurora (besos de Torreblanca para Ella)…
inolvidable es haberle podido subir a su paso… pero más aún inolvidable es ese
abrazo que siempre quedará grabado en mi corazón.
Deciros amigos míos que eso que en noviembre veíamos como un
sueño ha sido realidad: el Señor Cautivo ante Pilato ha venido a Sevilla… y
Sevilla le ha conocido. El tiempo ha hecho de las suyas, pero no preocuparos:
el destino os resarcirá (ya os deben dos… a la tercera va la vencida)… y en la
calle San Luis tendréis vuestra casa.
Como dejó escrito un hermano de la Resurrección el domingo pasado en su blog al
llegar el paso de Cristo… TORREBLANCA YA ES SANTA MARINA.
1 comentario:
Soy un hermano de Torreblanca que, por avatares de la vida resido en México, pero intento vivir lo más intensamente posible mi Hermandad a pesar de la lejanía.
Muchas gracias, David, por ofrecernos vuestra casa, y abrirnos vuestros corazones de par en par. Gracias por habernos dado tanto cariño.
Y lo de esos tres sujetos priostiles que nombraste, es de auténticos cracks, no sólo como priostes, sino como personas. Bueno, el que se lleva la palma es mi Diego, que es del glorioso. A los otros dos los quiero con locura, pero son palanganillas, jejeje.
Un abrazo y GRACIAS.
Manuel Lozano.
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