Y en todo, absolutamente en todo,
estás
Tú, Reina celestial,
desde
que amanece el día
hasta
que llega la oscuridad,
ya
sea en las campanas de tu espadaña
o
en la cúpula de tu altar,
en
la Madrugá de Viernes Santo
o
el Sábado de Festividad,
en
los albores de nuestra historia
o
en la más reciente actualidad,
siempre
te tenemos presente
luz
de Aurora boreal.
Porque
eres el reloj
que
marca nuestras vidas,
eres
clase y elegancia
derrochada
en cada esquina,
eres
perla cultivada,
eres
Madre de Amor y de Vida,
eres
copla del Quinario
y
gloria de tu Capilla.
Eres
luz de Viernes Santo,
eres
traca, diana y mortero,
eres
Esperanza nuestra
y
Madre de los Cruceros.
Estas
presente en nuestras vidas,
Siempre
y en cada momento,
en
los nervios de las reinas,
en
el trabajo del costalero,
en
la ilusión de las damas,
en
los arcos de tu pueblo,
hasta
en los acordes de Tejera
y
en los encajes de tu pañuelo.
Eres
aroma de nardo
que
sube solemne al cielo,
la
más bonita del Aljarafe
que
mis ojos nunca vieron.
Eres
inspiración divina de aquellos que te esculpieron,
y el mismo Dios al verte
te reveló al mundo entero,
y te hizo piadosa y bendita,
y te hizo madre de los cruceros,
dejándote en el centro de Albaida,
que por siempre será tu pueblo.
Tu Piedad bendita,
Tu celestial lucero,
eres el amor de mi vida
y eres la Madre de éste forastero
que pisando tu Capilla
llegó antes al cielo.
Por todo esto te quiero
y por eso nunca dejaré de proclamar
que eres lo más grande,
Tú, mi Virgen de la Piedad.
Poesía extraída del Pregón pronunciado por mí en la Capilla de la Vera Cruz de Albaida del Aljarafe en noviembre de 2012
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