Ahora que las manecillas del reloj avanzan inexorablemente hacia
la hora en la cual Sevilla se vestirá de Domingo de Ramos, es el momento de
despedir a la Cuaresma y hacer balance de ella, ya que esa dulce espera de
cuarenta días y cuarenta noches ha llegado a su fin.
Ha sido una Cuaresma dura, difícil y larga, pero muy
gratificante. Dura porque ha sido mi
primera como Prioste Primero de mi Hermandad, y si bien las miles de tareas no
me eran nuevas, si lo era la responsabilidad, y puedo decir que, gracias a
Dios, he tenido una suerte inmensa.
Suerte de tener a un Prioste Segundo como Pepe Martín, un
tío que todo lo que tiene de grande lo tiene de buena persona y buen corazón. Siempre dispuesto y siempre trabajador, nunca
tiene un NO por respuesta… Grande, muy grande.
Suerte de tener a la mujer de mi vida al lado. Siempre
callada, sufriendo las altas horas de Priostía y aguantando los malos humores y
mosqueos cuaresmales.
Suerte de tener a un equipo de Priostía formado por gente de
diversas edades (desde mi delfín y la nueva incorporación de Alejandro hasta al
Abuelo José Manuel y mi padre) que han congeniado estupendamente, y sin su
trabajo a veces ingrato, no podríamos haber hecho nada.
Suerte de tener a unas Camareras de la Virgen de la Aurora y
a un vestidor, José Manuel Lozano, que ponen todo su primor y cariño en vestir
como una Reina a la más hermosa de las Reinas de Sevilla.
Suerte de tener un Grupo Joven que se ha volcado en la Priostía,
dedicando su tiempo, sus ganas y su Juventud en pos de su Hermandad como hacía
mucho que no lo hacían…
Suerte de tener una Junta de Gobierno que al margen de los
roces propios de la convivencia, se mantiene unida, remando en la misma dirección
y siendo amigos antes que Oficiales… mira que es difícil tener una Junta de
Gobierno unida… pues la mía, hasta ahora mismo, lo es.
Decía que había sido una Cuaresma difícil y larga. Larga
porque empezó tres semanas antes de lo habitual, debido a que en los albores de
la misma, llegó a Santa Marina Jesús Cautivo. Los lazos que maniataban sus
manos hicieron que nuestros corazones se unieran en amistad con la gente de
Torreblanca, creando una hermosa amistad desde el trabajo…Ellos han sido sin
duda lo mejor de la Cuaresma.
Y dura por el trabajo y los quebraderos de cabeza. Además de
los altares de culto (me quedo con el Besamanos), Cristo Resucitado reestrenará
paso este año (si el tiempo lo permite claro), y ponerlo a punto nos ha costado
más de un disgusto. Ha sido lo más complicado, pero después de muchas tardes de
trabajo y de noches de desvelos, mi Hermandad cumplirá un sueño largamente
acariciado.
Ha sido también la Cuaresma de los ensayos mojados (vaya
como nos pusimos en el primero de las Penas) y suspendidos, del Via Crucis de
la Fe (al que también asistió la lluvia), del nuevo Papa (prometo un post sobre
él), del Pregón de Francis, de otro año más de espera para ser costalero
macareno y de tantas y tantas cosas más que ya pasan al libro de nuestros
recuerdos…
Y hoy, aún con la pena de que dos cofradías se han quedado
dentro ya por la lluvia, es el momento de pasar página, mirar por la ventana y
pensar que en horas, los blancos nazarenos de La Paz abrirán la Semana Santa de
Sevilla… Ya es Domingo de Ramos.
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