Bienvenidos a éste rinconcito sevillano y cofrade en el ancho mundo de Internet. Desde las almenas de la vieja muralla del arrabal macareno, éste habitante de la vieja Híspalis desgrana sus sentimientos, abre su corazón y comparte con todos aquellos amigos que quieran visitarme cosas, momentos y recuerdos vividos a lo largo de mi sin par existencia... Sed todos bienvenidos

domingo, 18 de octubre de 2015

Coronaciones canónicas del siglo XXI

Con la coronación de la Virgen de la Paz a un año vista y tras el anuncio de la de Salud de San Gonzalo para 2017 se ha vuelto a abrir en nuestra ciudad el debate de nunca a acabar sobre las coronaciones canónicas. A mi juicio, el problema reside en dos puntos: el desconocimiento general del significado y la modificación de los factores a tener en cuenta para conseguirla. 
 
 
Respecto al primer aspecto, conviene saber que una coronación resalta el carácter regio asignado por la Iglesia a María como Madre de Jesucristo y medianera universal de todas las gracias. Éstas pueden ser de tres tipos: pontificia (concedida por un papa), diocesana (concedida por un obispo de diócesis) o litúrgica (no necesita de permiso alguno, la puede realiza cualquier eclesiástico y puede llegar a ser elevada al rango de diocesana). Para tramitar una coronación canónica se fijaron una serie de requisitos mínimos (nos metemos ya en el segundo punto a debatir) que se han mantenido hasta ahora: antigüedad no menor de 50 años, con cierto valor artístico e historia debidamente documentada, probada devoción desde sus inicios y demostración de favores concedidos por dicha imagen. 
 
 
Y una vez dicho esto me pregunto ¿cómo puede causarnos revuelo que se reconozca tales gracias a una imagen de la Virgen? 
 
Creo que estamos de acuerdo en que a lo largo de todo el siglo XX las mayores devociones de la ciudad ya fueron coronadas, comenzando por la Virgen de la Antigua y terminando por la Esperanza de Triana, todas por orden expresa desde Roma (coronaciones pontificias). Pero en los años ochenta la película cambia. La cesión de competencias a las diócesis locales de éste y otros temas hace que el escenario varíe. ¿Por qué no coronar a otras imágenes de la ciudad con antigüedad, historia, calidad artística, pero quizás con una devoción menos universal? ¿Por qué no seguir reconociendo la intercesión de María aunque no se llamaran Reyes o Macarena?  
 
El problema es que los cofrades hemos hecho creado las coronaciones de primera, de segunda y hasta de regional preferente. Cada vez que se anuncie una ésta debe ser motivo de alegría para la diócesis, ya que la Iglesia universal (representada en el obispo de la sede local)  reconoce a la Madre de Dios. Es por ello que tenemos que evolucionar en el concepto: coronar a una imagen (además de lo ya mencionado) puede suponer un premio a la labor de caridad, al trabajo en un barrio deprimido o a la formación espiritual que su Hermandad lleve a cabo.  
 
¿Es esto malo? En absoluto. Simplemente es cuestión de cambiar de mentalidad y dejar pensar en el siglo XXI con ideas del XX. Hay quién tachará esta idea de de canicofrade, pero lo cierto y verdad es que hasta que no demos ese paso seguiremos haciendo daño con nuestros comentarios a aquellos hermanos de las corporaciones cuyas titulares mariana serán o puedan ser coronadas.  
 
PD: Ojalá que dentro de no mucho sean coronadas Victoria de Cigarreras y Refugio de San Bernardo.

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