Si el Domingo de Laetare es el Señor de la Resurrección el que recibe el amor de sus hijos en forma de besos, el Domingo de Pasión es su Madre de la Aurora la que extiende su mano y forma un guante de la más fina seda hecha a base de besos. Cada Domingo del Pregón, la luz y faro de mi existencia llena de luz Santa Marina, y es la señal inequívoca de que la cuenta atrás ya ha comenzado.
Cuando la Aurora está de Besamanos, sólo faltan horas para que las mujeres de su Hermandad la suban a su trono de amor y gloria, esa joya de plata y terciopelo en forma de paso de palio que cobija a la luz del mundo... Y sólo entonces, cuando la Aurora sube a su paso, sólo entonces podremos decir aquello de "ésto está aquí ya..."
1 comentario:
Preciosas fotografías, esa boca tan perfecta.
PD: Blanky ^^
Publicar un comentario