Aunque una luminosa mañana de mantillas y sol anunciaba un Jueves Santo de esos del refrán, la lluvia volvió a fastidiar por completo un día de la Semana Santa. Todas las cofradías de la jornada se quedaron dentro, por lo que el día se redujo a una mañana de paseo y una tarde de plumas blancas de armaos en Santa Marina, como preludio de la noche mágica de Madrugá que se iba a vivir...
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