Resumen de la Semana Santa (II): Lecciones

La Semana Santa que se nos ha ido ha estado marcada casi de principio a fin por la lluvia, y esa lluvia me ha permitido personalmente aprender varias lecciones (de ahí el título del post) que como cofrade tendré en cuenta más menudo…

He aprendido que aquellas Hermandades que se mojaron en años anteriores han tomado buena nota de lo doloroso que es ver a sus Titulares chorreando de agua. Casos como el del Polígono Santa Genoveva nos enseñan a tomar decisiones con la cabeza cuando el corazón grita lo contrario precisamente… pero esto parece que no ha sido asimilado en La Hiniesta, Redención y sobre todo San Gonzalo.

En éstos días que se nos ha llenado la boca con el “patrimonio humano” de las Hermandades tenemos en éstas tres Hermandades los ejemplos de cómo NO hay que hacer las cosas. La Hiniesta el Domingo de Ramos mojó y bien al cortejo del paso de Cristo, mientras éste se asomaba a la puerta de San Julián (¿?¿?¿?). Redención fue valiente, pero se mojó y bien… y lo de San Gonzalo no tiene nombre: ¿a qué viene hacer cambios con TODAS (excepto el esclavo negro… ya empezamos) las figuras del misterio cubiertas con plásticos por el aguacero que le caía? Sinceramente, creo  que esperaban un luminoso Domingo de Resurrección para ellos, con sus cambios y sus Cigarreras… menos mal que Asenjo ha puesto un poco de cordura en éste tema. Si una Hermandad tiene riesgo moderado de mojarse en algún punto del recorrido no debe correr riesgos y quedarse en casa.

La lluvia también permitió que la Hermandad de Vera+Cruz nos diera una lección del verdadero sentido de la Semana Santa. Verla en este Lunes Santo nos ha devuelto una estampa pretérita que nos debe hacer reflexionar sobre qué celebramos realmente en nuestra semana grande. Sólo un pero, y a vueltas con el patrimonio humano: el material se ha quedado en casa por riesgo de agua… pero ¿qué sucedería si esa lluvia que ha dejado encerrado a los Titulares sorprende a los nazarenos y se mojan? ¿Dónde queda la defensa del patrimonio humano?

También ha quedado muy claro que a nuestras cofradías le sobran horas en la calle. Está demostrado que se le pueden recortar minutos a los horarios, de la misma forma que deberíamos controlar el tiempo que pide una hermandad de margen para analizar los partes meteorológicos. Tener a un cuerpo de nazarenos casi tres horas esperando (en algunos casos) no hace sino maltratar el patrimonio humano. Quizás si las cofradías reajustaran sus horarios podrían solucionarse problemas como el estrangulamiento que sufre el Martes Santo… pero está visto y comprobado que no hay voluntad para ello.

Cada Semana Santa nos enseña algo nuevo, y eso que aprendemos no debemos olvidarlo en ningún momento…

Fotografía: El Mundo
Vídeo: www.elcostal.net