... y llegó el día grande de la Subida

El fin de semana pasado tuvo un colofón perfecto. Hay otro rincón en la provincia de Sevilla que enamora y que gracias a su gente, hace que también me sienta como en mi propia casa. Si bien fue hace unos años cuando descubrí a la Asunción Gloriosa, no ha sido hasta hace poco, debido al cariño de dos personas muy especiales, cuando más he vivido y me he empapado de las tradiciones asuncionistas de Cantillana.

El Domingo pasado, en las Fiestas de la Subida, puede vivir una de las cosas más grandes que como cristiano y cofrade he podido sentir. Gracias al cariño de mis Asunciones (mi Pérez y mi Muri), he disfrutado de una Subida que no conocía pero que me ha enganchado de tal forma  que el año que viene mi amigo Alejandro Parente y yo vamos a buscarnos un carro donde no falte de nada…

No pocas veces me habían hablado del Día de la Subida, de las casetas, de la Carreta Asuncionista y cómo no, del acto de la Subida… pero cuando después de un día de un calor asfixiante, mucho andar y bastantes empujones ves como Cantillana eleva a los cielos a la Madre de Dios todo eso se olvida y merece la pena….

Gracias al enorme corazón de las Asunciones, pude disfrutar de un magnífico sitio en la parroquia Asuncionista para poder ver el acto de la Subida y puedo decir que cuando salí de allí, el estado de shock era tal que no pude articular palabra durante un buen rato y cuando lo hice, la voz se me quebraba de la emoción. Mirar a María mientras se eleva a su trono mientras su gente le dice que la quiere y ves como hombres, mujeres y niños no dejan de llorar es una sensación que hay que vivirla para comprender que nada es ni exagerado ni artificial, sino que nace del más profundo corazón de cada asuncionista.

Murillo y Pérez, gracias por las horas vividas junto a vosotras en Cantillana, y por darnos lo mejor de vuestra Hermandad de la Asunción y vuestro corazón. No sé como poder agradeceros todo lo que habéis hecho por mí y sólo espero a poder devolver una pequeña parte del cariño que me habéis demostrado.

Fotos de Asunción Durán Pérez