Hace tan solo un par de días que el cielo de la ciudad se
cubrió de la pólvora del castillo de fuegos artificiales que ponían punto y
final a una nueva Feria de Abril que se nos fue… Es un domingo de nostalgia y
de pena, puesto que la otra fiesta grande de la ciudad pone su broche final…
Y es en esa noche, que la vivo como siempre desde hace años
(viendo los fuegos desde la azotea de mi casa, junto a mi madre y a más vecinos
de mi bloque), cuando viene a mi mente ésta reflexión que ahora comparto con
vosotros: ¡Qué diferente son las Ferias de antes con las de ahora! Y me
pregunto ¿tanto hemos cambiado para que no tengan nada que ver con las que viví
de pequeño? Son tantos los cambias y las diferencias tan grandes que creo haber
vivido dos Ferias totalmente distintas.
De pequeño, mi primer día de Feria era el domingo antes del
Lunes del Alumbrao. Mi padre montaba la caseta desde el viernes por la tarde, y
yo iba al final. Recuerdo a mi madre llenar la nevera hasta arriba de tortillas
y filetes empanados… y al llegar, todo el mundo a trabajar: colgar cuadro,
hacer tiras de papel, cortar papelillos… los niños hasta hacíamos un pasito
donde las flores eran farolillos… Lo único que se mantiene: el guiso del día. Los
días que mis padres se metían detrás de la barra (de forma desinteresada, sin
cobrar, todo por ayudar a mi Colegio) yo me iba desde por la mañana con mis
cuadernos y coloreaba, pintaba, leia… hasta que de madrugada volvíamos a casa… Cuando
yo era chico, se podía corretear por las aceras, los niños no se perdían y
todos los días iba a la calle Infierno, costando mucho menos de lo que ahora
cuesta cualquier atracción.
¿Y ahora qué? Ahora el domingo de pre-Feria es para muchos
el segundo o tercer día de fiesta. Desde el jueves se suceden las cenas y
fiestas en las casetas, y eso no hay ni bolsillo ni hígado (salvo excepciones)
que lo aguante. Ese mismo día la gente ya viene a comer, las casetas están
totlamente montadas y en algunas hay hasta fiestas con payasos. La gente que se
mete tras de la barra son empresas contratadas, que ya ofrecen servicios de
montaje, desmontaje y hasta alojamiento… y por supuesto, los precios de TODO
son ABUSIVOS.
Con la Feria ha pasado como con todo: ha ido evolucionando,
y subiendo los niveles de todo hasta que hemos pegado el petardazo. Este año he
vuelto a ver las fiambreras de filetes empanados y me ha recordado a mi
infancia de feriante. Nuestra Sevilla tiene tradiciones que no pasan, y otras
que evolucionan… pero siempre están ahí.
Quiero con esto romper una lanza a favor de la Feria
tradicional, de la de siempre, no la del Prado que muchos no conocimos, pero si
esa Feria portadas de monumentos sevillanos, de familias enteras montando las
casetas y detrás de la barra, de precios baratos y de cacharritos con música no
discotequera, de gente cantando SEVILLANAS y nada de dj’s… la Feria de Abril de
toda la vida.
Fotos: www.en-sevilla.com y www.tiempohoy.es
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