Cuando se va acercando el 31 de diciembre, lo tradicional (además de preparar las uvas) es hacer balance del año que se va y enumerar las cosas que vamos a cambiar en el venidero… deseos que dicho sea de paso duran hasta que Baltasar se recoge…
El caso es que yo voy a continuar con la tradición, pero me considero una persona positiva, por lo que los malos momentos de 2011 no van a tener cabida en éste balance… mejor olvidarlos y quedarse con lo bueno, que al fin y al cabo es lo que queda realmente. Analizando el año que se va, me he dado cuenta que cada cosa buena que me ha pasado o vivido ha venido precedido de una no tan buena, por lo ese refrán de que “no hay mal que por bien no venga” se cumple al 100%.
Por ejemplo, la Semana Santa. Ha sido quizás la más triste de las que he conocido (el 50% de las cofradías se quedaron dentro), y aunque las Hermandades que saco todas pudieron hacer su Estación de Penitencia, quiso Dios darnos a los hermanos de la Resurrección el mejor Domingo de Resurrección de nuestras vidas… y eso que la Cuaresma se presentó movidita. Suerte que todos a una supimos capear el temporal y primó por encima de todo el amor a nuestros Titulares….
Ha sido un año en el que he cerrado una maravillosa etapa personal en mi vida, en la que he disfrutado muchísimo, y ahora que se ha abierto otra, he podido conocer gente nueva, algunas de las cuales me han acogido magníficamente bien en sus casas y en sus corazones. No puedo olvidarme de mi gente de Cantillana, las Asunciones y mi Chato… gente con las que me siento como en casa aun estando a bastantes kilómetros de la calle San Luis. Asimismo, no podía olvidarme de la magnífica Festividad en Albaida del Aljarafe con mi amigo y hermano Fran (y con todos mis hermanos cruceros), con el que me unen cada vez más y más cosas y momentos… un crack de tío!!
Hasta mi Sevilla FC me ha dado alegrías, aunque bueno, en verdad la alegría de este año es la de siempre: la de poder sentir desde pequeñito esta pasión rojiblanca, porque si hablamos de resultados… mejor no hablar XD.
El caso es que otro año más, y ya van 26, no me he sentido solo en ningún momento. Gracias a Dios tengo a mi familia y a mis amigos (no hacen falta nombrarlos, saben de sobra quiénes son) que no me han dejado cuando peor lo he pasado en éste año que se va… y para mi eso es muy grande. Gente nueva en mi grupo de amigos, gente a los que desde ya llevan un cachito mio en sus corazones, y gente de toda la vida, de las que pasan años y siguen estando ahí.
Así que sólo queda decirle al 2011 que un placer haberle conocido y darle la bienvenida a ese 2012 en el que, si los mayas la cagan, saldremos de la crisis… o no!
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