Bienvenidos a éste rinconcito sevillano y cofrade en el ancho mundo de Internet. Desde las almenas de la vieja muralla del arrabal macareno, éste habitante de la vieja Híspalis desgrana sus sentimientos, abre su corazón y comparte con todos aquellos amigos que quieran visitarme cosas, momentos y recuerdos vividos a lo largo de mi sin par existencia... Sed todos bienvenidos

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mi gente... Pablo García Pavón

Hace algún tiempo que no escribo nada en la sección “Mi gente”, pero se debe a que me gusta hacerlo cuando llegan fechas señaladas para aquella persona de la que hable en ella… y ahora que llega el 7 de diciembre, para uno de mis AMIGOS con mayúsculas, ese día es una fecha señalada.


En la Cofradía de mis amigos, la última pareja de cirios de color (rojo por supuesto, el color de su equipo del alma) la llevan Mario (del que ya hablé en su momento) y ésta persona. Con él he correteado miles de veces por el Patio de los Naranjos del Colegio o por Santa Marina. Desde muy pequeñitos nos han unido aficiones comunes, como nuestra Hermandad de la Resurrección o el Sevilla FC. Junto a él he pasado los mejores momentos de mi vida y es una pieza básica en ella.




Todo lo que tiene de barbas lo tiene de buena persona, siendo el mejor costalero y teniendo un inmenso corazón. Quiere como nadie a su familia: a Chari (su madre y la de todos nosotros), la persona con más cojones que he conocido y a Javi (su hermano), un ciclón que no para de moverse y al que no le frena su mundo de soledad… y todo ello por no hablar de Macarena, la mujer de su vida, a la que amó desde siempre y con la que va camino de cumplir su sueño de formar una familia.

Quizás por su nombre no suene mucho: Pablo García Pavón. Pero si digo que éste post trata sobre “Rodri” (el apodo de su padre, y por el que los míos le llamaban desde que éramos pequeños) o como más me gusta llamarle (mi compadre) ya no cabe duda alguna. Y es que este FADGAR  me ha llenado y me llena tantísimo que podría estar horas y horas hablando de él.

Hablar de mi vida es tener a Rodri como parte imprescindible de ella, y recordar nuestra infancia en los patios de La Purísima, o acordarnos de aquellos juegos en la calle Santa Marina durante las funciones de la Hermandad.  Es mirar atrás y rememorar las tardes de ensayo con la Cruz de Mayo que con tanta fatiguita llegamos a sacar adelante o esperar con ansia cada Campamento de Verano para ver con qué disfraz nos sorprendía.


Mi vida y la de mi compadre siempre han estado unida por lo mismo: el Señor de la Resurrección. El quiso unirnos en la misma Hermandad, y luego darnos el mismo círculo de amigos. Pero el mayor don que nos dio fue el de ser costalero y el de ser los pies del que tiene los brazos abiertos en el altar mayor de Santa Marina.



Hoy 7 de diciembre, cuando se cumplen 17 años que falta tu padre, Compadre te digo lo que te digo siempre:  que aunque las circunstancias nos distancien siempre mantenemos el contacto, que me siento orgulloso de lo feliz que te hace la mujer que fue tu sueño y que ahora es tu futuro, que tienes una familia tan buena que la siento como mía y sobre todo, que mires allá arriba en el cielo, porque junto a la Luna hay una estrella que brilla cada noche hasta que te duermes… esa estrella es tu padre.
Te quiero taco Hermano!!!

No hay comentarios: